viernes, 27 de marzo de 2009

Sosiego fotografico

Hoy les ofrezco mas imagenes que palabras, toda la baba que iba a decir de modo introductorio pues la deje pa cuando sean necesarias mas palabras que imagenes.

"Una imagen vale mas que mil palabras... Sin embargo una palabra en la imaginación de una persona puede evocar mas de mil imagenes."
Dicho esto, lo mejor es poder abarcar ambas, con palabras e imagenes que puedan hacer volar la imaginacion y ver algo rutinario con otro foco.

Aquí esta el Álbum " Sosiego Fotográfico"
Aquellas imagenes que se capturaron en el momento presiso, justo cuando debía ser, un momentico mágico por una buena cámara.

"3 días de lo mismo"


"Agua 0"

"Deuda pagada"

"El Jardín sin su profeta"


"Desde el cielo de una gitana"

"KaroCrepusculo"


"Libertad... Llave sin candao"

"Elegancia"




Si quieren ver mas fotos, pueden dar click en cualquier fotografía y esta le llevara a otra imagen, o si prefieren y son araganes en la siguiente imagen pueden dar click y ir a álbum "Sosiego Fotográfico"

3 comentarios:

kath dijo...

El tito de resado jeje

Sui xD dijo...

Ay Dios, esa última foto se ve tan gay!!! Huahuahuahuaha

Carolina dijo...

Te pago con el mismo autor que descubriste! muahahaha!

NOCTURNO

Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos.
Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas.
Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo,
y cuál será la intención de los papeles
que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras,
y en que las cañerías tienen gritos estrangulados,
como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa,
al dar vuelta la llave de la electricidad,
en el espanto que sentirán las sombras,
y quisiéramos avisarles
para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones.
Y a veces las cruces de los postes telefónicos,
sobre las azoteas,
tienen algo de siniestro
y uno quisiera rozarse a las paredes,
como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos
que nos pasaran la mano por el lomo,
y en las que súbitamente se comprende
que no hay ternura comparable
a la de acariciar algo que duerme.